Que un periodista se convierta en político es algo digamos común que no es lo mismo que natural, pero se entendería, de tanto convivir con ellos y ver los lujos con los que se departe en sus tertulias, el poder y la siniestra influencia que ejercen entre sus electores, las relaciones, automóviles y sueldos, dietas, viajes y demás hace que cualquiera quiera ser parte de esa telaraña a la que llaman poder, otros los mejor intencionados piensan que pueden hacer su aporte y cambiar este mundo desde adentro, piensan en usar el poder de su pluma y grabadora como intermediaria ante el poder y gestionar bienes y parabienes a la sociedad. Al final existe una alta posibilidad de que se olvide de todo eso y termine siendo uno más en la curul, comportándose como el resto del hato de políticos que lo rodea. Al final es el hambre de poder, esa pudiera ser la explicación.
¿Pero que un político se vuelva periodista? Eso no es tan normal, pero cada vez es más común ¿Qué es lo que los vuelve así? Un periodista tiene poder de gestión pero nunca comparado con un político profesional, un periodista tiene poder de convocatoria y ejerce opinión pero jamás comparado con el poder de convencimiento económico ejercido por los partidos o asociaciones militantes, un periodista tiene el poder o don de gente pero un líder de masas no necesita de eso, no es la vida que lleva el periodista, no es el conocimiento de la redes del poder, no ¿Qué es?
Hay en este mundo reporteros y periodistas de carrera, unos más somos empíricos unos con estudio y otros con trabajo, del día a día de andar reporteando, sufriendo por que se acaban las pilas, por no traer ni para el camión, reporteros que aguantan los codazos en el chacaleo, reporteros que sufren el dilema ético entre aceptar el chayote o no comer, el reportero periodista que tiene que darle la vuelta a la nota para quedar bien con el que compra la publicidad, el que queda mal con su fuente, reporteros que se aguantan horas y pasan hambre en medio de inacabables y sufridas conferencias, que aguanta la estulticia de las declaraciones de algunos que se sienten doctores en todo. Ser reportero o periodista no es fácil, algunos nunca llegamos a serlo del todo, ser mal visto, volverse incómodos, ser tachado de mentirosos, intransigentes, cínicos, descarados, chantajistas, alarmistas y aguantando que todos nos digan cómo hacer mejor nuestro trabajo ¿Qué cosa le ven los políticos a esto que de pronto se quieren volver reporteros o periodistas?
Por respeto a nuestro trabajo no debiéramos permitirlo, pero pasa un buen día en la mañana se levanta uno de estos brutos que conocemos como políticos y decide quiero ser periodista, se busca un ingenuo que le compre un medio y ya está, otros más tienen el dinero para ser su propio ingenuo y si mi cachorro no la hace en la vida pública pues cuando menos ya es periodista que de todos modos es lo más fácil poner un periódico y llenarlo con patrañas. Pudiera ser eso, supongo debe de haber explicaciones psicológicas, antropológicas y sociales para eso. Una es que el político venido a menos, apestado que nadie lo quiere recibir, se quedo infectado y busca captar la atención de alguien y a lo mejor con lo todo que ha vivido del otro lado del micrófono siente tiene toda la experiencia para llamarse periodista, al final será una boca mas despotricando, pensando que solo él entiende, que solo él tiene la solución en la manos, buscando afanosamente llamar la atención nunca reporteo pero solo él es digno de portar la verdad.
En ese caso es aceptable, esta pelón aceptarlo pero eso es, el otro caso es el más preocupante cuando el político quiere cerrar la pinza, acabar con la crítica, tener su diario a modo, no le basta con la comunicación oficial quiere invadirnos por todos lados, sociedad pensada por H. G. Wells el Big Brother sin contrapeso, ellos creen que saben y para sus Juniors fundar la empresa que habrá de llevarlos al pulitzer al fin de cuantas saben como trabajar y conocen como somos todas las sanguijuelas que nos dedicamos a esto desde muchos años antes que ellos, ahora somos iguales, bienvenidos ahora recuerden que la igualdad nos permite tratarlos como a iguales.
La verdad y sus nuevos dueños, la jornada se hace agotadora ya nadie quiere leer u oír, la comodidad y cotidianidad que da la familia que trabaja unida y nosotros los malos, piratas con grabadora, corsarios de la pluma y la tecla, asaltantes madrugadores de la prensa, todos los que cayeron en la tentación de decirnos como hacer nuestro trabajo, ahora podrán poner en práctica sus sabios concejos.
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